sábado, 23 de enero de 2010

Dípteros y Duplicados



Sobre la barra de la vieja taberna, un díptero posado sobre unas gotas de vino,- con agua pese a la honestidad del tabernero- se frotaba con insistencia las dos extremidades pilosas delanteras. De tanto en tanto bajaba la boca hasta la superficie y acariciándose abdomen y ojos, volvía a comenzar el proceso en un bucle sin final aparente.

Don Arcadio agarrado a un vaso de dorado contenido, dilucidaba a cerca de la duplicidad de seres y estares, personalidades aparte sin participar. Entre sus conocidos, que no amistades, la diferencia es obvia, contaba con algunos que desarrollaban éstos comportamientos para nada normales. Entre ellos conocía a una supuesta dama, y cuando decía esto de dama no quería ofender a las últimas desde luego, que entre sus aficiones era la de crearse a sí misma. Era la marquesa de dos alas en ciertos círculos no concéntricos y en los extra radios, la condesa de vuelos de cereza. ¡Qué barbaridad!, pensaba D.Arcadio. No, no, ¡qué vulgaridad! Pensaba de nuevo. Rebajarse un grado así misma…Si en todo caso se hubiera tildado de Duquesa, otro gallo cantaría. Y es que no hay imaginación inventada que no cometa tropelías pedantes.
Volviendo a la mosca, que en cierta forma le recordaba a alguien por su capacidad de andar sobre todo tipo de superficies y hasta cabeza abajo, llegado el caso; la mosca era sin duda una de las creaciones más perfectas de la naturaleza, exceptuando la cucaracha, claro está, dado que una sólo supera a la otra en calidad de visión y altura. Los dípteros para no ser otra excepción también están duplicados por el vulgo y es que existen algunos que no lo son a pesar de ser llamados. Aquellas de Mayo y esas otras blancas tan curiosas que sin ser moscas mosquean al personal. Pero ¿Qué es una mosca?

D. Arcadio diseccionaba las características morfológicas del díptero cuando recordó que semejante insecto sirvió de condecoración militar en la antigüedad, e incluso cierto poeta contemporáneo tomándola como símbolo personal, decía evocar la infancia con éstos : ¡ah! animalillos revoltosos… Pero el hecho más curioso es el de las traducciones pues se puede convertir en Señor de las moscas al príncipe, con ligeros cambios en apostrofe, acento, vocal y consonante, de legua pagana, por supuesto, el castellano no se presta a esas rarezas,- o quizá si. La mosca que picó a Pegaso, y esas otras que escuchase en el lecho de muerte la señorita Emily, bueno al menos lo escribía.
Tan enfrascado estaba en sus divagaciones aladas que no escuchó la entrada de su amigo el señor D. Terencio, que levantando el bastón en señal convenida, peticionaba su primera ginebra del día. Con un leve carrasqueo se quitó el sombrero y lo depositó en la mesa espantando de paso a los dípteros comunes que allí bebían.

_Buenos días D. Arcadio, Dios salve a su majestad.

_Buenas y tardes Ah, mi buen amigo Terencio, que dios salve al que crea conveniente, no soy yo nadie para dar consejos a ese señor tan importante. ¿Qué tal va de salud?

_ Bueno, no le he visto últimamente a ninguno de ellos, pero el residente en la tierra, supongo sigue aquejado de alguna venérea benevolente que el médico real sabrá tergiversar de cara a la palestra, la monarquía no puede estar equivocada, ya sabe...

_No, no,hombre, si me refiero a la salud de usted; la de esos dos, lo cierto es que me interesa bien poco, ya sabe de mi escepticismo ateo. Me encontraba aquí pensando en las personalidades duplicadas cuando un díptero borracho se sumó a la tertulia muda y de la observación de mi nuevo amigo, caí en la cuenta que hasta el tal Belcebú, (*)tiene que ver con ellas. Es sin duda un ser extraordinario, ¿no le parece a usted?


-Pues francamente, no me lo había planteado, pero ya que lo dice, para mí siempre ha sido símbolo de deterioro pese a su habilidad para la huída.

-desde luego y visto la riqueza de la lengua, han de ser muy importantes ya sabe el dicho miles de moscas no suelen equivocarse.

-Ah que gran frase. Desde luego muy apropiada y terriblemente acertada, pero ¿no sugerirá usted que la monarquía es un díptero?

- No por Zeus. No quisiera ofender a los dípteros. Los monarcas a diferencia de éstos, cumplen una función meramente ornamental.

-Bien dicho, en el ornamento está la diferencia, brindemos entonces por su majestad. Pero dígame, eso de las personas duplicadas que comenta, ¿es grave? Curiosamente cuando venía hacia la taberna me encontré con un hombre que añadiendo una vocal a su apellido -permutando el nombre que empieza por la misma letra- era dos personas distintas.

-Bueno la gravedad depende de la persistencia, que ellos tengan respecto a sus ficticios sobrenombres, descubierto el engaño. Y verá que algunos persisten en él como si al repetirse una y otra vez la fabula, pudiesen cobrar vida.

- ¡Que animales! Bueno lo mismo pensaban de nosotros los Incas, pues entre los barbudos harapientos que raptaron la conquista mucho acero y poca verdad.

-Pues tiene razón. El honor es algo irrisorio si se entiende al pie de la letra, pues los que dicen albergarlo no lo poseen y quienes lo poseen figuran en letras de cementerio- e incluso ni esos.

-Oiga ¿ha probado la ginebra?

-La suya desde luego no, amigo, pero guarde cuidado que por los cielos vienen amigos alados que si lo han hecho y nadie los ha convidado.

- Oiga tabernero, apunte ésta ronda a los dípteros de la mesa y que tenga un buen día.


Don Arcadio siguió enfrascado en sus pensamientos cuando la puerta de la taberna se hubo cerrado detrás de su camarada y es que intentar encontrar una explicación a las duplicidades humanas es más difícil que hacer hablar a los dípteros borrachos de la barra.

Por el lobo que camina en la tertulia



. (ba`al zebûl- baal zabul)- señor de las moscas-principe señor

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